Expresión de solidaridad

Anajás: recuperar la infancia perdida es posible en este lugar.

06/09/2016

06/09/2016 Anajás: recuperar la infancia perdida es posible en este lugar.

Las miras de las Hermanas se vuelven hacia los niños de los poblados que se hallan más lejos, con el objetivo de ofrecerles una alternativa digna para su desarrollo personal.

En el interior de la selva, hay días en que los niños no pueden asistir a clase porque las barcas se quedan sin gasolina. Los niños de estas comunidades, cuando no acuden a la escuela, se enfrentan a la droga y la vida en las pandillas, que pueden arruinar su futuro. Este proyecto lucha por su integración y por que puedan recuperar las oportunidades que merecen para una vida digna.
 
La Hermana Yulis trabajó más de 13 años en la misión de Anajás: “A veces no debemos pensar en proteger a los niños de la calle, sino más bien, tenemos que pensar en protegerles de su propio hogar. En la casa, en compañía de sus padres y familiares viven los mayores riesgos, y por desgracia, es donde comienzan muchos de los problemas de la infancia que acaban en deserción escolar, explotación sexual infantil, todo tipo de enfermedades y pandillas... El proyecto "desafío juvenil" trabaja con estos niños, jóvenes que cultivan huertas, estudian música o ensayan bailes, por citar algunas actividades”.
 
Manuel es monitor del proyecto: “Antes bebía, consumía drogas y trataba con prostitutas. Ahora, con las Hermanas, trabajo para ayudar a otros jóvenes que están en estos problemas; unos lo han dejado ya, otros están luchando para dejarlo”. Estos jóvenes ahora recorren las calles en busca de otros niños y niñas que en su día no tuvieron una opción mejora. Muchos han salido de tal situación y han conseguido organizar su vida gracias a este proyecto.
 
En medio de una selva explotada, peligros naturales y la amenaza de la enfermedad y la violencia doméstica y sexual, los niños encuentran aquí un refugio donde volver a ser precisamente eso, niños. Recientemente, las Hermanas han construido un espacio de recreo para los más pequeños. Aquí, las puertas están abiertas a todos los menores. En este lugar olvidan las amenazas que azotan sus vidas y que les roban la infancia. La sala de muñecas es la más solicitada. Los rostros de los niños muestran su ansiedad por jugar, una actividad que no practican porque el mundo en el que viven no se lo permite.
 
Además del juego, el espacio de recreo cumple una función vital al proporcionarles alimento: después de reponer fuerzas con una buena merienda, las sonrisas brotan en sus rostros y vuelven a ser niños.

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