Fundación Juan Bonal en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.
17/10/2017
El 17 de octubre se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Reconocido por las Naciones Unidas desde 1992, fue sin embargo ya celebrado anteriormente en París, en 1987: más de 100.000 personas se dieron cita en la plaza del Trocadero para manifestarse para defender a las víctimas de la pobreza, el hambre, la violencia y el miedo. En una convocatoria de Joseph Wresinski, fundador del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, el acto se convirtió en una defensa de los Derechos Humanos de carácter mundial.
El objetivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza es promover la conciencia de la necesidad de erradicar la lacra de la indigencia en todos los países, lo que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo, con el compromiso de los jefes de estado en la Cumbre del Milenio.
Se busca reconocer el esfuerzo y la lucha de quienes viven en la pobreza, dar voz a sus dificultades y su lucha diaria. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo revela que más de 800 millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día, y muchos carecen de un mínimo acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados. El último informe de la FAO revelaba desgraciadamente que, en la última década, se ha invertido la tendencia descendente y la cifra de personas en situación de pobreza en el mundo está aumentando, debido sobre todo al cambio climático y a los conflictos violentos.
Erradicar la pobreza significa crear sociedades pacíficas e inclusivas, donde se haga realidad la dignidad y la solidaridad con las personas más desfavorecidas. Esto se recoge asimismo en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: la erradicación de la miseria como objetivo fundamental, instando a todos los países a hacerlo.
Fundación Juan Bonal, unida a este espíritu, lucha activamente desde sus inicios por todos aquellos que se encuentran en situación de pobreza. Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana atienden día a día centenares de centros y misiones repartidos por todo el mundo, en los que se ofrece cariño y consuelo, y se cubren las necesidades básicas de miles de personas.
Los programas de apadrinamiento, las becas de estudios superiores y los proyectos de cooperación al desarrollo que implementa Fundación Juan Bonal logran ofrecer alimentación, cobijo, seguridad, cobertura sanitaria y educación a todas las personas que atienden en los cinco continentes. Mujeres, niños, ancianos y enfermos ven cómo su calidad de vida mejora drásticamente al superar, gracias a las Hermanas, la línea roja de la subsistencia, y comienzan a desarrollarse de un modo digno, optando a metas mayores y llenándose de esperanza.
La pobreza es una lacra que destruye hogares y vidas, anula a la persona y le roba su carácter humano, porque incide en lo más básico: elimina todo lo necesario para poder pensar en la felicidad, ya que sume a su víctima en un permanente estado de necesidad que borra todo lo demás. Fundación Juan Bonal quiere devolver a estas personas precisamente eso, la capacidad de pensar en otra cosa, de ser persona, de recuperar su dignidad y comenzar a sonreír de nuevo. Pero, para ello, es necesario dar respuesta previa a necesidades físicas y psicológicas vitales. Y esto es lo que las Hermanas, gracias a la solidaridad de padrinos, madrinas, colaboradores, amigos y voluntarios, consiguen hacer.
Esto es luchar, jornada tras jornada, contra la pobreza. Y se consigue. Pero hay que seguir haciéndolo.
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