Expresión de solidaridad

"A nuestra casa llega todo tipo de personas, y les escuchamos"

06/08/2021

06/08/2021

La Hermana Isabel trabaja en la misión de Holguín, en Cuba. Ella nos informa acerca de la realidad que se vive en la isla y de cómo las Hermanas desarrollan allí su acción social, vital para las personas sin recursos a las que ayudan en diferentes comunidades.

 

¿Cuál es la labor que realizáis en Holguín?
Nuestra misión tiene ya 30 años. Se inauguró en 1930, 100 años después de la llegada de las Hermanas a América. Se encuentra en la parte oriental del país, y allí trabajamos 3 Hermanas. Ofrecemos una labor de pastoral parroquial a las aldeas cercanas, lo que allí llaman "repartos". Esta labor consiste en la promoción de las personas, a través de la animación y atención a grupos de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos sin recursos, además de apoyo a las familias.

Mantenéis dos guarderías en vuestra misión, háblanos de ellas.
Son dos centros que ofrecen mucho más que educación. Con la ayuda de Cáritas, logramos obtener alimentos, material, juguetes, mobiliario... y, gracias a ello, estos centros pueden brindar una ayuda vital a las familias. Los niños de 2 a 5 años reciben aquí formación, además de alimentación, pues también les damos de comer. Por otro lado, la guardería permite que los padres de las familias puedan trabajar y ganar algo de sustento.

¿Cuáles son las mayores dificultades que encontráis en vuestro día a día?
Aquí el sistema funciona de un modo que dificulta mucho las cosas. No hay dinero, y aún teniéndolo, no se encuentran alimentos o medicinas. Surge la picaresca, la reventa de bienes básicos, y no queda más remedio que claudicar y comprarlo todo más caro en la reventa, porque todo está racionado y cuesta muchísimo encontrar arroz, frijoles, café, grano básico... La carne es muy escasa, solo hay algo de pollo y las cantidades ya están previamente asignadas y racionadas. Nos dan una libreta en la que nos indican dónde podemos comprar, una vez al mes, lo más básico, y cuánta cantidad podemos adquirir.

¿Cómo os ha afectado la pandemia del COVID-19?
La guardería tuvo que cerrarse en febrero y, por el momento, continúa cerrada. Ahora todo está en suspenso, y las Hermanas decidimos visitar periódicamente a las comunidades cercanas para mantener nuestra labor social, ver qué necesidades tienen las familias y cómo podemos ayudarles, en cuestiones como la alimentación, el apoyo emocional, la escucha, el cariño... Todo esto es ahora más necesario que nunca.
Ante la amenaza de la pandemia, descubrimos que es difícil mantener las medidas de seguridad, porque las personas se ven obligadas a buscar su sustento. Salen de casa muy pronto por la mañana para hacer fila en los lugares donde se puede comprar la comida, y luego la revenden por las casas. Los que revenden viven de esto, y los que compran sólo pueden hacerlo así. De modo que la pandemia pasa a un segundo plano cuando es necesario encontrar alimentos.

Estáis teniendo algunas dificultades con el Gobierno, ¿qué está ocurriendo?
Internet está muy limitado, como todo el acceso a la información. Impera el discurso oficial. Hay mensajes del Gobierno contra la Iglesia: nos culpan de empoderar y animar a los pobres, que empiezan a quejarse por su grave situación. El Gobierno dice por ello que incitamos a la sublevación. Todo lo que vaya contra el sistema, es considerado como una deslealtad. Hay quienes han sido encarcelados. Confío en que no nos expulsen del país y podamos seguir ayudando, porque hace mucha falta, hay mucha necesidad. A nuestra casa llega todo tipo de personas, y les escuchamos, que les hace mucho bien: cada vez, necesitan más desahogarse de todas las dificultades que afrontan día a día. 

¿Cómo es la situación en relación a la salud y la atención sanitaria?
El sistema de salud está quebrado. La gente no quiere is a los hospitales, porque hay mucha falta de higiene y además tienen que llevarse ellos todo el material y los medicamentos. Muchos vienen a pedirnos a nosotras las medicinas, y entonces buscamos cómo conseguirlos, generalmente comrpándolas a un precio muy alto. Hay mucha necesidad, y la salud no está atendida como debiera estarlo.

Háblanos de los apadrinamientos que gestionáis en vuestra misión.
Actualmente, tenemos a 42 niños apadrinados en nuestro centro. Les compramos el material escolar, unos zapatos y algo de ropa, dos veces al año. Les formamos no sólo académicamente, sino también en valores humanos y solidaridad. Ahora, debido a que la pandemia mantiene la guardería cerrada, vamos a visitar a las familias de estos niños y les llevamos comida para que puedan alimentarse correctamente. A las familias les recordamos que la ayuda que reciben de los padrinos en España no viene de lo que les sobra, sino que es un gesto solidario que deben agradecer, y que incluso algunos padrinos dejan de tener algo para realizar ese gesto con ellos.

¿Tienes un mensaje para nuestros padrinos?
Quiero agradecerles su capacidad de altruismo. Su ayuda es vital para que estos niños no corten sus estudios y puedan seguir aprendiendo. Así, podrán después ayudar a sus familias, por lo que el efecto de la solidaridad se multiplica.
El desprendimiento de los padrinos no es en vano. Es muy agradecido por nosotras y por las familias a las que ayudamos. La ayuda de cada padrino supone que un cubano más pueda escapar de la opresión que sufre por la pobreza, y esto es muy valioso. Así que vuelvo a darles las gracias de corazón a todos ellos.

 

Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.


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